Keyla B. Wydrych {ID 100%

Keyla es una muchacha sencilla, fácil de adivinar, con un sentido del humor bastante activo: le gusta bromear acerca de las cosas simples. Ante sus ojos, puedes haberle parecido alguien frívolo y distante pero aún así te va a dar una oportunidad de que salves o acabes de hundir tu imagen. Si cree que vales la pena será una persona fascinante, de esas que con una charla te conquistan y con la sonrisa te embelesan de una manera extraordinaria. Simplemente no habrá manera de que te resistas una vez que conozcas su parte dulce y tierna, esa parte en la que siempre tiene una sonrisa en los labios. Una de sus mejores facetas, la generosidad, su desinterés en cualquier cosa que puedas querer recompensarle. Ella no te hará un favor para conseguir algo a cambio o solo pensando en lo que obtendrá de ti, te hará el favor porque cree que lo mereces, porque cree que eres una buena persona y vale la pena ayudarte. Adora levantar el ánimo de la gente, es muy conversadora y ama poder sentirse útil con los demás, es afable y casi no tiene problemas con nadie, pero todos tenemos un lado ‘malo’ u oscuro y es aquél que surgió luego del fallecimiento de su madre: luego de eso, se volvió impulsiva y pasional, ahora prácticamente le importa poco y nada lo que puedan pensar de ella, no le interesa ser dulce con otras personas que no sean ella mismo o su sombra, el sarcasmo se ha convertido en una de las armas que más blande y las fiestas en su mejor compañía.
Se encariña demasiado rápido, con el más mínimo de los detalles, pero, aún así, se cierra y no confesará nunca su amor a la persona que le atrae. No sin antes ejercer un poco de presión o quizás, si está en uno de sus momentos de impulsividad lo hará. En cambio, si está segura de que la otra persona le corresponde de la misma forma, se entrega de manera total, apuesta siempre por una recuperación y por resolver los problemas antes que dejar las cosas tal cual y salir corriendo, siempre irá hasta las últimas circunstancias con tal de permanecer al lado de aquella persona que le hace feliz; para Keyla es todo muy simple, si le haces feliz, ella se desvivirá por hacerte feliz, si te quieres marchar, simplemente vete, pero si quieres pasar el resto de tus días con ella, ella se encargará de hacerlo posible. Pero que no te engañe su disfraz de corderito, porque la sangre Wydrych corre por sus venas. Es inteligente, astuta, sagaz y un astro en la tarea de trazar planes. Puede ser una persona sumamente agradable, mas cuando lo desea puede ser totalmente insoportable y repulsiva tan solo de presencia.
No es fácil engañarla, pero es de las que espera y observa, para averiguar hasta qué punto sus cercanos pueden llegar con una mentira y así, descubrir quiénes merecen la pena a su alrededor y quiénes no.
Es una chica que se gana los corazones de la gente muy rápido, así que cuidado si estás cerca de ella, porque aunque trates, no podrás llegar a odiarla.

Gustos:
◘ Adora los animales exóticos.
◘ Ama teñirse el cabello de colores raros.
◘ Ama practicar violín y batería; ambos son instrumentos muy distintos, pero suenan genial juntos.
◘ Le encanta poner incómoda a la gente. Es su juego preferido.
◘ Le encanta la comida salada.
◘ Le gusta mucho mirar las estrellas.

Disgustos:
◘ Detesta a las personas negativas; le ponen de mal humor.
◘ No soporta el olor a chocolate ni a rosas.
◘ Odia el tequila.
◘ Detesta el sushi.
◘ Las personas entrometidas son, a su parecer, las peores.

Manías:
◘ Tiende a gruñir cuando está irritada, suspirar cuando está aburrida y bufar cuando no tiene la razón, una y otra vez.
◘ Se pasa la mano por el cabello cuando está nerviosa.
◘ Tiene la manía de hacer muecas una y otra vez, por esto, es muy expresiva; la puedes leer estando atento a su rostro.

Keyla nació diecinueve años atrás sin signos vitales. Salvada de las garras de la muerte por una rápida atención del personal médico y de, según su madre, su ángel de la guarda, fue criada como una princesa en una casa de una familia algo disfuncional gracias a la permanente y acaparadora presencia del trabajo por parte de su padre. Aún así, desde que nació tuvo todo lo que quiso, cuando y como se le vino en gana. Su posición económica tan favorecedora era el anzuelo perfecto y su carisma el arma que mejor blandía.
Es la hija menor de una relación que no fue fructífera excepto por los dos niños hermosos que de ella surgieron: problemas maritales de una pareja que nunca se casó y que a duras penas logró convivir bajo un mismo techo durante cinco años, llevaron a una separación inevitable.  
Nathaniel y Elianne, sus padres, nunca fueron la pareja perfecta, siempre tuvieron problemas entre ellos y no pasaban mucho tiempo juntos, porque casi nunca coincidían, pero siempre se quisieron… siempre los quisieron, a ella y a su hermano Brad, ya que luego de todo, después de que los viajes de trabajo de su padre se terminaban y que los libros de su madre salieran a la venta, ellos sólo tenían tiempo para sus hijos, porque los adoraban por sobre todo.
Key, como la llamaban todos, nació y se crió en Estados Unidos, siempre desplazándose por todo el país y con un numeroso núcleo de conocidos, que, más bien, eran como su familia: amigos de su padre que quería como tíos, sus abuelos, primos y amigos propios que la ayudaron a jamás sentirse sola e ir formándose un carácter fuerte y confiado, acostumbrándola a su vida ajetreada. Descendiente de una línea directa y muy larga de poderosos magnates, abogados de renombre y uno que otro estafador, siempre estuvo rodeada de lujos y poder.
La relación con sus padres siempre fue distante, pero en sumo grado amorosa. Se lleva bien con ambos y, hasta hace unos años vivía con su padre, pero prefirió independizarse y se montó su propio departamento, con sus reglas. Luego de un tiempo, su hermano mayor, alguien con el que no tenía demasiada relación, se fue a vivir con ella, algo que, en realidad, no fue una decisión muy acertada.
Keyla en ese tiempo era una persona bastante inocente y no vio el peligro llegar de la mano de Bran. Él, dos años mayor, con unas amistades pésimas y una visión del mundo mucho peor, la arrojó a las malas andanzas: ‘¿Qué pasa, hermanita? ¿Estás triste y cansada? Ven acá, prueba un poco de esto, solo te cubres un lado de la nariz e inhalas. ¡Es lo mejor que puede pasarte!’. Todo comenzó así, una o dos líneas por semana y luego parte de sus ahorros iba destinado a la compra. Pasó el tiempo y todo la hacía sentirse sensible, se deprimía fácilmente y lloraba con todavía más frecuencia, pero eso cambiaba cuando estaba drogada: Se sentía viva, capaz de todo y enérgica como pocas veces en su vida se sentía. Gracias a esto y a las reiteradas ocasiones en que no salía de su habitación ni siquiera para alimentarse, con diecisiete años comenzó a frecuentar más a los psiquiatras y traficantes que a sus propios amigos. Toda la familia estaba preocupada y terminaron internándola en un centro de rehabilitación contra su voluntad… esa sí que fue la mejor decisión, obligada, en su vida.
Se recuperó y a los dieciocho años podía decir orgullosamente que le había ganado a las drogas y a las malas influencias de su hermano, a quién desterró de su vida por siempre. Luego de aquello, buscó un camino que se sintiera correcto para ella. Y simplemente, se decidió por retomar su vida en donde la había dejado antes de las drogas: Los estudios, los amigos, la felicidad de una persona que aún es joven para divertirse. Entonces, gracias a eso, llegó a la ciudad de Miami. A encontrar diversión, aventura... pero sin caer en las mismas estupideces. ¿Qué encontrará Keyla, en el campamento de verano?